Artículo de Elena Sanz para El Confidencial.
Publicado el 8 de junio de 2013
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“Nuestro principal objetivo es dignificar de nuevo la profesión del arquitecto, recuperar el prestigio y acabar con el divismo que
ha impregnado las escuelas de arquitectura los últimos años”. Son
palabras de Ignacio V. Sandoval, uno de los impulsores de la Escuela de
Arquitectura más joven de España, en la Universidad Rey Juan Carlos,
junto a Pablo Prieto, Raquel Martínez, Alberto Ruiz y Luisa Walliser.
Desde sus aulas, como desde los colegios de arquitectura, la defensa de
su profesión y su rechazo a la futura Ley de Servicios Profesionales (LSP) está siendo también muy activa.
“Dentro de nuestra profesión hay arquitectos, tasadores, peritos… profesiones todas ellas igual de dignas. No hay arquitectos de primera o de segunda. No todos podemos o queremos ser un Calatrava y por eso, en nuestra escuela, no preparamos a los futuros arquitectos para ser grandes divos. Esa época se ha terminado".
La
Escuela -Grado en Fundamentos de la Arquitectura- solamente lleva dos
años de rodaje. No será hasta dentro de cuatro -cinco años de grado más
otro año de máster- cuando salgan a la calle
los primeros arquitectos formados entre sus cuatro paredes y con una
nueva manera de entender la arquitectura. "Muchos profesionales se han visto paralizados por la crisis sin
darse cuenta de que tienen cualidades para hacer otras muchas cosas. No
todo se reduce a construir grandes obras faraónicas, ni a construir
viviendas".
Para Sandoval, la crisis ofrece la oportunidad de modificar la manera de ver la arquitectura y
su objetivo es que "dentro de cuatro años, los
futuros arquitectos tengan la mente preparada para afrontar la crisis de
otra manera". Por ahora, esa crisis ha provocado la huida de España de
cientos de profesionales, mientras que los que han decidido quedarse se
enfrentan a condiciones laborales cada vez más precarias. "El mayor drama de la profesión es el de los falsos autónomos.
El arquitecto asume mucho riesgo siendo autónomo y como contrapartida
no obtiene ningún beneficio. Y lo peor es que siempre ha sido así",
lamenta Sandoval.
Uno de cada cuatro arquitectos trabaja bajo la figura ilegal de falso autónomo,
según el Sindicato de Arquitectos (SARQ). Una fórmula a la que se ve
abocada la inmensa mayoría de ellos ya que, tal y como reconocen estos
profesionales, no tienen otra alternativa. La elección es tener trabajo o
no tenerlo.
Guerra de honorarios y falsos autónomos
Y es precisamente la falta de trabajo lo que ha desatado una auténtica guerra de precios dentro de la profesión. "Algunos compañeros están tirando los honorarios por los suelos. Hay una competencia brutal", explica Almudena Gancedo, arquitecto técnico de Valencia. "Tenemos una responsabilidad civil tanto
por la obra que está en marcha como en la que ya se ha terminado. Si
hay cualquier problema, somos responsables, y si mi seguro no lo cubre
puedo perder mi casa o incluso ir a la cárcel", añade. "Entiendo que hay
que pagar la hipoteca, dar de comer a los hijos, pero lamento que
muchos compañeros estén tirando los precios porque en un futuro, si hay
algún problema con las obras que han dirigido, no podrán afrontar el
coste", explican.
A Almudena Gancedo, a Ignacio V. Sandoval y a
cientos de arquitectos les indignan las ofertas de empleo que ponen de
manifiesto la explotación y devaluación a la que se han visto postrados muchos de ellos tras los años del boom inmobiliario.
Ofertas que, como la que ofrece un sueldo bruto entre 600 y 900 euros
al mes a un becario con, al menos, dos años de experiencia y a jornada
completa, incendian las redes sociales día a día.
Muchos de estos arquitectos,
acuciados por la crisis, sucumben a este tipo de ofertas. Otros, por el
contrario, han decidido poner tierra de por medio alentados, en muchas
ocasiones por las instituciones públicas. "Si te vas debería ser porque
te apetece no porque te estén forzando u obligando. No estoy en absoluto
de acuerdo en formar arquitectos en España para que se vayan a
otros países. Me da mucha pena que se esté alentando que la gente se
marche de España tanto desde el Gobierno y desde las instituciones.
Queda mucho por hacer aquí, como por ejemplo, en materia de
rehabilitación. El desastre es tan grande y hay tantas cosas por
cambiar...", lamenta Sandoval.
Rehabilitación, accesibilidad,
sostenibilidad o gestión son palabras todas ellas muy presentes en el
lenguaje y en el ideario de esta joven Escuela de Arquitectura y de su
curso de verano que, a pesar de los recortes en educación, ha conseguido
situarse en el radar de los futuros arquitectos españoles.
La
crisis no ha hecho mella en ellos ni en el nivel de exigencia. Una nota
de corte por encima del 9 y más de 70 alumnos por curso son cifras que
hablan por sí solas.
*nosotros hubiéramos elegido otra imagen para ilustrar el artículo, pero hemos respetado la original de la publicación.
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