domingo, 10 de noviembre de 2013

"Al joven que se dedica a la arquitectura"

Extracto del texto de Frank Lloyd Wright incluido en The Future of Architecture, Nueva York, Horizon Press, 1953. (en español: El futuro de la arquitectura, Buenos Aires, Poseidón, 1957)
 
1. Olvidar las arquitecturas del mundo, excepto como algo bueno en su lugar y su tiempo.
2. Ninguno de ustedes tome a la arquitectura como medio de vida, a menos que la ame como principio en acción, por ella misma, dispuesto a serle tan fiel como lo es a su madre, a su camarada, a sí mismo.
3. Cuidarse de la escuela arquitectónica, excepto como exponente de la ingeniería.
4. Entrar en el campo donde puedan ver en acción a las máquinas y los métodos que levantan los edificios modernos, o permanecer en la construcción directa y simple hasta que puedan llegar naturalmente al diseño del edificio por la naturaleza de la construcción.
5. Acostumbrarse a pensar inmediatamente en el "porqué" respecto a cualquier efecto que les agrade o desagrade.
6. No dar por sentado que algo es hermoso o feo, sino desmenuzar todo el edificio, estudiando cada detalle. Aprender a distinguir lo curioso de lo bello.
7. Acostumbrarse al análisis. Con el tiempo, el análisis permitirá que la síntesis se convierta en hábito mental.
8. Pensar "en sencillos", como acostumbraba decir mi viejo maestro, significando que se puede reducir el todo a sus partes, en los términos más simples, volviendo a los primeros principios. Háganlo en orden, de lo general a lo particular, y nunca los confundan si no quieren que ellos los confundan a ustedes.
9. Eviten como un veneno la idea americana del "camino rápido". Entrar en la práctica sin madurez es vender su derecho de nacimiento como arquitecto a cambio de un mendrugo, o morir simulando ser un arquitecto.
10. Tomen tiempo para prepararse. Diez años de preparación para los preliminares de la práctica arquitectónica son pocos para cualquier arquitecto que quiera levantarse "por encima de la mediocridad" en verdadera práctica o apreciación arquitectónica.
11. Aléjense lo más posible de vuestras ciudades para construir vuestros primeros edificios. El médico puede enterrar sus errores..., pero el arquitecto sólo puede aconsejar al cliente que plante enredaderas.
12. Consideren tan deseable construir un gallinero como una catedral. La dimensión del proyecto significa poco en arte por encima de la cuestión monetaria. Lo que en realidad vale es la calidad del carácter. El carácter puede ser grande en lo pequeño, o pequeño en lo grande.
13. No entren en ninguna competencia arquitectónica en ninguna circunstancia, excepto como novicios. El mismo jurado es selección de mediocridades. Lo primero que hace el jurado es revisar los diseños y descartar los mejores y peores para, como mediocridad, poder juzgar las mediocridades. El resultado neto de todo concurso es una mediocridad por elección de mediocridades.
14. Cuídense de los negociantes de planos. El hombre que no los mantenga en la búsqueda de ideas para él, resultará un mal cliente.
Es desagradable comercializar todo en la vida, sólo porque esta generación esté moldeada en la edad de la máquina. Por ejemplo, la arquitectura se pasea ahora por la calle como una prostituta, porque "conseguir trabajo" se ha convertido en el primer principio de la arquitectura. En la arquitectura, el trabajo debe encontrar al hombre y no el hombre al trabajo. En arte, el trabajo y el hombre son compañeros; ninguno puede ser comprado o vendido al otro. Mientras tanto, teniendo en cuenta que esto a lo que nos hemos referido es una especie más elevada y fina de integridad, mantengan su propio ideal de honestidad tan alto, que su mayor ambición en la vida sea poder llamarse hombres honestos, y poder mirarse a la cara.
Mantengan su ideal de honestidad tan alto como para no poder estar nunca completamente en condiciones de alcanzarlo.
Respeten la obra maestra: es la verdadera reverencia al hombre. Ahora no hay una cualidad tan grande, una cualidad tan necesaria.

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